En otro tipo de planeta en el que las personas fueran personas y no bestias, en el que cuidar la naturaleza estuviera en cada una de las leyes fundamentales o en el que la riqueza no fuera un juguete compartido por tan pocos crios (perdón, quise decir ricos) señores como Aquilino Polaino o José María Aznar serían payasos televisivos dignos de un programa del corazón de esos que embotan la mente y consiguen que nos cuelguen unas gotas de baba en la comisura de la boca.
Manuela y su pareja, jovenes, lesbianas y almerienses, han denunciado el acoso que sufren de sus vecinos (El Pais, jueves 14 de junio de 2007), por supuesto, por ser lesbianas. Llevan dos años sufriendo estos ataques y, pobrecitas, no pudieron aguantar más. Es una ley cercana al determinismo: si le tocas los huevos (o los ovarios) a un ser humano sin parar dicho ser acabará por estallar.
Hay tantas formas de discriminación que ya no merece la pena clasificarlas; simplemente dan ganas de apearse del mundo este. Y los homosexuales tienen que saberlo muy bien; junto con las mujeres, los comunistas/socialistas y los judíos (no los de ahora, claro, y menos los que están en Israel) son los llamados 'colectivos puteados' de la Historia. Si no se lo creen, sáquense el carnet de gay y váyanse a Polonia. Lo dicho, ¡qué mundo este!
Leí hace poco algo que me llamó la atención. Un hombre que trabajaba en movimientos sociales y hablaba sobre los inmigrantes (otro 'colectivo puteado') decía que: "no sólo tenemos que conseguir tolerancia, sino que tenemos que transformar la tolerancia en respeto". Está tan bien dicho que no creo que haya que añadir nada más. Sólo se necesita respeto.
Texto aportado por Publican
jueves, 14 de junio de 2007
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