viernes, 25 de julio de 2008

El peligro del uso de las nuevas tecnologías en organizaciones y asociaciones

Aportación de Roberto Cilleros.

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Cuando se habla de nuevas tecnologías, casi siempre se suele tratar a estas como un avance sin ningún retroceso, como un progreso sin aspectos negativos. Pues bien, en el caso que nos atañe, el relacionado con la participación ciudadana, concretando más, el relacionado con la participación estudiantil, hay que considerar las nuevas tecnologías y el uso de las mismas como algo muy positivo pero que corre el riesgo de ser algo negativo si se da un uso erróneo, el cual voy a explicar más adelante.


Ante la expansión de Internet, las asociaciones y las organizaciones de cualquier tipo, se han visto obligadas al uso de la red de redes para comunicar y propagar sus ideas. Este uso de Internet por parte de las asociaciones y organizaciones ha sido cada vez mayor, hasta el punto de generar el siguiente problema: se sustituyen los métodos tradicionales de comunicación y propaganda por métodos ligados exclusivamente a Internet, no en función de mejorar la comunicación sino en función de aumentar la comodidad del informador[1].


Esta sustitución de métodos tradicionales por nuevos métodos tiene, en mi opinión, unas características problemáticas. Se parte de afirmaciones de dudosa base empírica como “como la gente pasa de la publicidad de la tele es mejor invertir en publicidad en Internet”[2], u otras similares para promocionar que todo se centre cada vez más en Internet. Lo que ocurre es que cuando se hacen afirmaciones de ese tipo, no prevén que en Internet la gente tiene acceso a todo tipo de información, y esto genera que cada persona se dirija al medio web concreto que quiere, dedicando su atención a lo que más sugerente le parece, y ya no les es necesario ver la publicidad. Sin embargo, en los medios tradicionales (periódicos, televisión y radio) vierten información de todo tipo y muy variada en un mismo espacio, como por ejemplo, un canal local de televisión. Esto quiere decir, atendiendo a nuestro tema, que la información en Internet que aportan asociaciones y organizaciones llegará a aquellas personas más interesadas en el tema, mientras que en los medios de comunicación tradicional la información de las asociaciones y organizaciones puede llegar a todo tipo de gente, pudiendo generar un interés por el tema que hasta entonces no existía. Otra afirmación que nos conduce al error, es la que presupone que la propagación de información en la red vía correo electrónico es más efectiva que los métodos tradicionales de reparto de panfletos, de puesta de carteles, etc. Conduce al error porque si bien es cierto que mucha gente no presta atención a métodos tradicionales de propaganda como el reparto de panfletos, la atención que se presta a los correos en cadena suele ser mucho menor, quedando la mayoría de ellos sin abrir, mientras que el panfleto al tenerlo ya en la mano no queda otra opción que echarle un vistazo para poder tirarlo en la siguiente papelera o guardarlo en la carpeta y un día aburrido acabar leyéndolo.


Precisamente en cuanto a este último punto, cuando la convocatoria de actividades por medio de repartos en mano de la información se sustituye por convocatoria vía Internet, surgen una serie de problemas. El más grave de esos problemas es que desaparece la comunicación bidireccional, ocupando su lugar la comunicación unidireccional. Con esto me refiero a que en los viejos métodos como el reparto de propaganda, el receptor de la información podía pedir más información que la recibida, e incluso replicar, asentir, debatir y criticar la información recibida al propio informador; sin embargo, en los nuevos métodos como la convocatoria vía email la información que se recibe suele llegar de terceros y la posibilidad de réplica instantánea se hace más difícil, porque supone buscar el lugar al que dirigir un escrito. Por otra parte, hay que reconocer que métodos convencionales de transmisión de la información como son los medios de comunicación tradicionales, llevan desde hace muchos años comiendo terreno a los viejos métodos de reparto directo, lo que ha supuesto que desde hace ya tiempo la comunicación entre partidos políticos y ciudadanos sea unidireccional (exceptuando en elecciones), ya que se evita la interacción entre el político y el ciudadano. Esta comunicación unidireccional, provocada por la falta de interacción en la comunicación, provoca a su vez que simplemente se asuma el discurso que llega al receptor, en vez de abrir una comunicación a dos bandas. El otro problema, menos grave, viene dado por la inexistencia de organizadores o responsables en la mayoría de convocatorias que se hacen en la red, provocando la pérdida de seriedad de dichas convocatorias y el poder de las mismas. Un ejemplo de esto lo pudimos ver en las protestas contra el precio de la vivienda, ya que cuando estas fueron convocadas vía email, a pesar de la gran repercusión que llegaron a tener, fueron un completo fracaso, porque la gente no las llegó a tomar en serio.


Dicho todo esto, no quiero decir que el uso de las nuevas tecnologías sea un error en cuanto a la búsqueda de la participación ciudadana, sino que este error se produce cuando se abandonan por completo los viejos métodos. En mi opinión, el uso de las nuevas tecnologías tiene que darse en complementación con los viejos métodos y buscando un mayor acercamiento entre asociaciones y ciudadanos, entre representantes y representados. En el caso de la Universidad de Salamanca, el Colectivo Estudiantil Alternativo[3], es un ejemplo de cómo complementar los nuevos métodos de comunicación y propaganda (creación de un espacio web, lista de correos que permite el debate por medio de Internet, álbums de imágenes, calendario de actividades, notas de prensa vía email, mapa de localización de actividades y reivindicaciones concretas, etc.) con los métodos convencionales (reparto de propaganda, realización de consultas sociales, “pizarreos”[4], asambleas abiertas, etc.), buscando ya no solo la cercanía entre representantes y representados, sino la participación directa de todo el estudiantado en los procesos de debate y elaboración de propuestas.


En definitiva, el uso de las nuevas tecnologías es necesario en el asociacionismo, pero siempre que su implantación implique seguir buscando la cercanía entre las asociaciones y los ciudadanos y fomentando la comunicación entre ambas partes.


















Por Roberto Cilleros Conde,

estudiante de Sociología en la Universidad de Salamanca

[1] En nuestro caso, la asociación u organización que trasmita la información.

[2] El llamado “sociólogo de las nuevas tecnologías”, Enrique Dans, se acerca bastante a este tipo de afirmaciones, analizando, por ejemplo, lo poco que se sigue la publicidad durante los partidos de futbol observando el ancho de banda utilizado por ciertas páginas web como Tuenti.

[3] Movimiento estudiantil salmantino que es actualmente la fuerza mayoritaria del claustro de la Universidad de Salamanca.

[4] Los “pizarreos” consisten en poner la información en las pizarras de cada clase en los intercambios, se comenta la actividad y se permite a los presentes preguntar sus dudas o hacer comentarios. Este método quizás sea uno de los principales motivos del éxito de CEA en sus actividades.